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Orgullo saludable...

  El orgullo no es tan malo como lo pintan, sobretodo cuando se trata de protegernos a nosotros mismos. De quién, específicamente? De nosotros mismos. Somos seres pensantes y con capacidad de discernimiento, pero cuando se trata de algo o alguien que nos vuelve locos, nuestro pensamiento se detiene. Y ahí es donde empieza la colosal lucha entre el consciente y el inconsciente. Nuestro consciente se hace preguntas lógicas y analíticas: me conviene este sentimiento o este deseo ? Cómo afecta esto a mi futuro ? Puede causar daños a terceros? Puedo mantener el control sin perjudicar algún aspecto de mi vida ? Mientras que el inconsciente, quien generalmente se rige por el principio del placer, responde esas preguntas con cosas cómo estas: no te conviene pero te hace sentir bien, el futuro es ahora, si no es ahora no será nunca, que importan las consecuencias, yo puedo lidiar con ellas, mi vida es mía y la vivo a mi manera. De ahí, desde donde nacen nuestras dudas, sale a nuestro rescate el

"A veces"

A veces le subo el volumen al silencio para no escuchar mis miedos, me concentro en una vista que me de paz y placer... en un objetivo tangible, posible, cercano... porque si emprendo un largo camino y me distraigo con sensaciones , podría     percibir la hostilidad de las frustraciones ajenas! y vaya que amargan y aburren , y cargan y ahogan!   A veces converso con mis fantasías y les pregunto si de verdad sería tan bueno cómo aparentan y les explico lo que quiero y cómo lo quiero...; se que ellas me mienten , pero yo no les miento a ellas. Es utópico, si, pero es el único momento en el que puedo ser yo sin tener que cumplir con las expectativas de nadie. A veces enciendo la oscuridad un rato para sentir la duda, es la única garantía que tengo de haberme consultado antes de tomar el veneno o la medicina.  A veces me felicito por lo mucho que he prosperado; ya no ignoro mi instinto, ya no vivo sin vivir.  Y es que a oscuras y en silencio veo más claro que deslumbrada por algún destello

“Un alma vieja”

Ya pasó la tormenta de aquellos días, esa inconsciente furia que nos llevaba como perros a meter la boca en cualquier basurero, muchas veces como un acto natural, otras por hambre.   Ya pasó la tristeza que causa la incertidumbre “me quiere, no me quiere”. Ya pasó el miedo al fracaso como si fuera el acabose.   Ya pasó la crisis que resulta de vivir llenos de ira porque el mundo no nos entiende. Ya pasó el tiempo y no somos ni sombra de lo que éramos… El tiempo que no nos mima, el tiempo que nos restriega su franqueza en la cara. Nos pide vivir, aunque no querramos y en ese momento, crecemos. Es entonces cuando la mayoría de nosotros entendemos de que estamos hechos, muchos de un material resistente llamado coraje, otros de mierda. Y es que el alma cambia con los años, con los errores, con la gente, cambia con permiso o sin él ; cambia nuestro cuerpo, cambia nuestra mente y aquellas mieles que nos parecían tan dulces, ya no nos parecen buenas para la salud. Dejamos de sobrevivir, p

“La cura del mal vivir”

“Caras vemos, corazones no sabemos” es la frase que mejor describe una de las dolencias más comunes de las que sufre la humanidad actualmente: “El mal vivir”.  Vamos a definir : Mal vivir : vivir miserablemente. Vivir en desdicha .  Por muchos años este término se relacionó a la pobreza y a la mala vida, pero fue acuñado certeramente para definir la acción y el efecto de vivir en un constante estado de infelicidad, que se contagia y contamina la existencia de otros. Se caracteriza por que quien lo posee emplea todo su esfuerzo en hacer la vida de los demás miserable; todo le molesta, es envidioso, chismoso y capaz de tornar un ambiente sano en un agujero negro.  Y solo para que sepas, de esas personas, en este mundo hay muchas.  Básicamente, este estilo de vida o esta forma en la que un ser vivo respira , se puede deber a trastornos de crianza, por actitudes aprendidas de sus padres o familiares cercanos que experimentaron lo mismo, así como puede estar definida por carencias de afecto

“Tóxic@, el nuevo nombre de un Dependiente Emocional”

Hace ya un tiempo se ha acuñado el término “Tóxico o tóxica” de forma un tanto despectiva para denominar a un sujeto que, a lo mejor sin quererlo, depende afectivamente de otro y no está en control de sus emociones al momento de expresar sus sentimientos, lo que provoca claras molestias a la pareja cuando tiene claro que, en una relación, por más amor que se profese, debe haber límites. Pero hablar de un tóxico o tóxica en el argot popular, no solo es hablar de alguien que posee ciertas características de apego, sino, que se trata de una persona que supera los límites de la locura en cuanto a crear un ambiente insano se trata y pasa a ser una figura poco deseada en el círculo en que se desarrolle.   Si nombramos algunas de las cualidades que posee un individuo en esta situación, seguro tendremos: Manipulación; En la mayoría de los casos se vale de esto para poder retener o mantener cerca a su pareja. Inseguridad ; Suele ser inseguro de sí mismo y, por ende, entiende que su compañ

La infidelidad, ¿“un error” premeditado?

El tema de la infidelidad en general sigue siendo muy trivial; es discutido con cierta medida en algunos círculos sociales, posiblemente por lo incomodo que resulta a los incumbentes identificarse con determinadas situaciones, pero en otros estratos de la sociedad, hablar de esto sin filtro resulta ser muy normal. Muchos afirman que ser infiel es una conducta aprendida, otros, que es una condición inherente al ser humano el hecho de necesitar estar con más de una pareja a la vez, sin embargo, toda persona que ha incurrido en la acción, ha tenido sus propias razones, muchas inspiradas en el amor, otras, sino la mayoría, en el puro deseo sexual.   Si planteáramos diversos escenarios donde se ha incurrido en una infidelidad y la posible razón de la misma, quizás podamos entender un poco la naturaleza de esta. Leamos algunas historias de la vida real de personajes anónimos con sus propias palabras. “Me gustaron los corrientazos” – Anónimo. Mujer – 31 años.  Me case muy joven, vaina

Proyectos Inconclusos...

He tenido mas ideas de proyectos que cabellos en la cabeza; y no se si a ti te pasa, pero soy buenísima para idear, un poco lenta para ejecutar y terrible para mantenerlo en el tiempo. Una combinación complicada para crecer; aun así, he logrado concluir muchas cosas en la vida, claro que, podría estar en otro lugar financieramente de haber continuado con ciertos emprendimientos. ¿Qué pasa en realidad cuando iniciamos con algo y de repente, ya no sentimos la misma motivación que al principio? Es una muy buena pregunta, y, en retrospectiva, muchas de las veces puede tratarse de una emoción que cumple con todas las expectativas del momento, pero que no se ha articulado de la manera correcta para darle curso. E stá claro que, para un proyecto de cualquier índole, la planificación, la viabilidad y la disponibilidad de recursos son vitales para su permanencia, sin embargo, no todos necesitan pensarse tanto, ni una estructura muy elaborada y mucho menos un gran presupuesto. Creo que en gene